Es un parque
que siempre me ha llamado la atención por la energía que desprende, pero la
verdad es que lo había visitado en pocas ocasiones. Últimamente debido a las
altas temperaturas, cada mañana y cada tarde a última hora me dirijo allí para
que mis mascotas disfruten de su merecido tiempo de recreo.
Me encanta
sentarme por la tarde en el banco que hay justo en medio de dos de los olmos.
Simplemente acallo mi mente y me dejo llevar por los rayos de luz que debido a
su dorada tonalidad me advierten de que el sol está apunto de ocultarse tras la
imponente montaña.
Entonces
cierro los ojos e increíblemente y como si de un gran sintonizador dispusiesen,
justo en ese momento todas las aves del entorno se agrupan entre las ramas de los árboles para
sucumbir al sueño, gorriones, tórtolas, urracas....Alguna tarde también he visto posarse una gran mariposa reina, deben de sentirse protegidas junto a sus alados compañeros.
Entretanto
los enigmáticos murciélagos hacen su silenciosa aparición sorprendiéndome con
sus impredecibles giros en zig-zag. Son los señores de la noche, del
inconsciente; son el símbolo de los sueños, de la intuición, poseen una
altísima sensibilidad. Yo me quedo embobada mirándolos, me transportan a un
mundo de ensueño.
Con tanto
hechizo, me olvidé del gran olmo, ya que a él le dedico este escrito.
Esta mañana
al ir a saludarlo, su presencia se me tornó diferente, percibía en él un aura
especial, había brillo en sus hojas, de cada una de ellas me pareció distinguir
diferentes notas con las que yo me veía capaz de componer la melodía de mi
propia historia.; sus ramas apuntando hacia el cielo parecían querer mostrarme las
infinitas oportunidades que se me presentarán a partir de ahora si estoy
atenta, si escucho el latir de mi propio corazón, si sigo mi propio ritmo, si
me hago fiel e íntima amiga de mi intuición. Su tronco firme, fuerte y seguro
me hablaba de mis experiencias y de la savia que éstas han aportado a mi vida. Finalmente las pocas pero vigorosas raíces que emergían del suelo
señalando al árbol la clave de su existencia, provocaron en mi un sólido sentimiento de conexión con un pasado ancestral, un pasado enriquecedor liderado
por abuelos y abuelas de diferentes culturas, en épocas distintas, pero todos
ellos con un mismo pulso, un mismo latido; el respeto y el amor por todo lo que
existe, por todo lo que és en este gran hogar llamado universo.
Gracias olmo por tu amor y sabiduría.
Gracias olmo por tu amor y sabiduría.
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